lunes, 25 de febrero de 2013

Fe.

Cuando perdemos lo que es nuestro, nos cuesta mucho volver a la normalidad. Siempre pensamos ¿y ahora qué? ¿qué es lo nuestro? ¿a dónde pertenezco? Y para esas preguntas no hay respuesta. Desde mi última entrada ha pasado mucho tiempo. Ya no tengo tiempo libre. Nada, todos esos proyectos pendientes, siguen ahí, pendientes. Supongo que es algo inevitable. Sigo esperando que llegue ese momento en el que todo se estabiliza. Saludo todas las mañanas y pienso "hoy es el primer día de una nueva vida" Pero nunca llevo razón; supongo que porque nunca me lo acabo de creer. Pero todo es cuestión de fe. Y a sabiendas de que a nadie le pueda interesar esto, y quede perdido en los confines de Internet. Voy a retomarlo. Sí, y me voy a convencer de que puedo lograr lo que me proponga. Porque tengo fe en mí, y la fe es la base de la nueva vida que tanto quiero.

jueves, 23 de agosto de 2012

Lejos de tentaciones, distracciones y motivos inexplicables, podemos encontrar algo de nosotros. Estos días de otoño, en los que hace un aire fuerte, y empiezas a caminar por la calle... Melena al viento, unas cuantas hojas se enredan en nuestro sino. Pasos que resuenan en el asfalto a pesar de lo concurrido de la calle. Auriculares al máximo volumen con una canción italiana. En este caso, la suma de los factores no altera el producto. Podemos dedicarnos a disfrutar de todas esas sensaciones sentir el vello de punta, el tacto de esa chaqueta fina que tanto nos gusta. Todo esto, que no podremos hacer hasta el año que viene, desventajas de vivir en el sur. Siempre calor, veranos eternos de los cuales solo escapas las vísperas más recientes al invierno. Os animo desde aquí a que este año vivais el otño en la calle, y el invierno a la ventana. Sentir al menos un poco de qué va todo esto que llamamos mundo. Y a entender quiénes somos. Porque creáis que sí o que no. Nunca nos terminamos de conocer. Jamás. Ojalá pudiera viajar siempre en otoño. Y pasar los veranos en los que no puedo salir a la calle en un lugar limpio. De mar, de paz y de árboles. No en playas tan torturadas que me dan ganas de llorar de lo mal y desbordadas que las encuentro...
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